México se encuentra entre los países con más biodiversidad a nivel mundial, lo cual se ve reflejado en su amplia variedad de flores y frutos que crecen a lo largo de todo el territorio; un ejemplo de esto es su gran número de plantas medicinales que asciende a poco más de 10 mil especies registradas, las cuales se caracterizan por estar compuestas por un nivel importante de nutrientes y otros compuestos que son benéficos para el organismo.
Cabe destacar que este tipo de plantas se pueden ocupar para tratar enfermedades o para disminuir los problemas causados por éstas, ya que dependiendo de la variedad poseen propiedades anti-inflamatorias, astringentes, carminativas, diuréticas, estimulantes, anti-depresivas, fúngicas, expectorantes, sedantes y laxantes. Además, es importante mencionar que gracias a sus cualidades es posible aprovechar las hojas, las flores, los frutos, la corteza, las raíces y las semillas.
Otra de las características que tienen las plantas medicinales es que son especies que no necesitan de muchos cuidados para su producción, por lo tanto se pueden producir en diferentes sitios y a través de distintas técnicas de cultivo. Una opción es la hidroponía ya que mediante ésta es posible cubrir todas las necesidades de la plantas, además es económica y fácil de llevar a cabo.
Para su cultivo en casa por hidroponía sólo se necesitan los siguientes materiales: semillas de albahaca, árnica, arúgula, perejil y ruda; semilleros para germinación y contenedores con al menos 30 centímetros de profundidad; una mezcla de sustrato de 40 por ciento perlita y 60 por ciento peat moss; una regadera con agua, solución nutritiva para flores y un abatelenguas.
El primer paso es germinar las semillas, para esto hay que introducir de una a dos por cavidad en el semillero, una vez colocadas es importante agregar un poco de agua para hidratarlas y colocarlas en un lugar oscuro para estimular el proceso. Después de los primeros siete o 10 días comenzarán a brotar, en ese momento es importante pasar a las plántulas a un lugar donde reciban luz solar indirecta, durante ese lapso se recomienda realizar los riegos una vez al día con agua mezclada con un tercio de solución nutritiva, la cual debe aumentar con el desarrollo de las plantas.
Cuando las plantas tengan aproximadamente 6 pares de hojas verdaderas o haya transcurrido un mes de la germinación es momento de llevar a cabo el trasplante, para esto primero hay que humedecer un poco el sustrato y colocarlo en los contenedores sin compactarlo demasiado. Una vez listo hay que introducir de una a dos plantas por maceta, las cuales pueden ser de la misma especie o una relación que les permita beneficiarse entre si. Es importante llevar a cabo este proceso durante la mañana o en la tarde para evitar el estrés en las plantas.
El siguiente paso es colocar los contenedores en un lugar que reciba por lo menos ocho horas de luz solar, que cuente con protección y con una toma de agua cercana. Finalmente, su uso va a depender del tipo de planta, el cual se puede llevar a cabo aproximadamente uno o dos meses después de haber realizado la siembra.
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