El Zingiber officinale mejor conocido como jengibre es una planta que pertenece a la familia Zingiberaceae al igual que la cúrcuma, se caracteriza por tener hojas largas y afiladas de color verde claro, flores con tonalidades amarillas y tallos comestibles de color dorado. El jengibre es una planta perenne que cuenta con distintas propiedades nutritivas y un alto nivel medicinal.
Esta raíz es originaria de las zonas tropicales del sureste asiático donde se cultivaba principalmente en China, sin embargo debido a sus propiedades también se utilizaba con mucha frecuencia en la cocina Hindú., el jengibre es considerado como la primer especie que se introdujo en Europa lugar donde se expandió a distintas partes del mundo.
Cabe mencionar que el cultivo de jengibre no requiere de muchos cuidados, sin embargo para que tenga un correcto crecimiento es importante que éste se desarrolle en climas cálidos y que esté protegido de los cambios bruscos de temperatura como: las heladas y los fuertes vientos. Se recomienda cultivarlo durante los meses de marzo y abril o al inicio de la primavera; asimismo puede ser cultivado durante todo el año a través de la técnica hidropónica, ya que esta técnica le aporta las condiciones adecuadas para sus producción.
El cultivo de jengibre es muy fácil de realizar, ya que no requiere de gran inversión y los beneficios se ven reflejados a largo plazo de forma permanente. Para llevar a cabo este cultivo en casa sólo se necesitan los siguientes materiales: jengibre (éste se puede conseguir en mercados locales); contenedores de 30 centímetros de profundidad y entre 40 y 50 centímetros de diámetro y un recipiente de plástico; sustrato franco o franco-poroso como: perlita, vermiculita o fibra; solución nutritiva para flores; una regadera con agua y un abatelenguas.
El primer paso es poner el jengibre dentro de un recipiente, posteriormente se debe llevar a un lugar oscuro, seco y limpio para estimular la germinación del rizoma, éste comenzará a brotar aproximadamente en una semana, cuando esto suceda es momento de llevar a cabo la siembra, para esto hay que preparar el sustrato humedeciéndolo con un poco de agua, cuidando que no quede inundado para evitar que la raíz se pudra; cuando esté listo hay que ponerlo dentro de los contenedores e introducir al rizoma a una profundidad de ocho centímetros aproximadamente con el brote hacia afuera.
Cabe mencionar que el jengibre necesita de una temperatura de 25 grados centígrados máximo, por lo tanto se recomienda que en los primeros días se coloquen los contenedores en la resolana para que las plantas se puedan desarrollar sin problemas; posteriormente cuando éstas se tornen de color verde se deben llevar a un lugar que reciba un poco más de luz y sobre todo que tenga protección. Los riegos se deben realizar una vez al día con solución nutritiva dependiendo de las características de la región; la cosecha se puede llevar a cabo entre los ocho y 12 meses después de haber realizado la siembra.
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