La fruta de la pasión o maracuyá es una fruta tropical que proviene de Centro y Sudamérica, pertenece a la familia de las pasifloráceas y se caracteriza por ser una fruta con forma ovalada de cáscara semi-dura que puede ser amarilla o púrpura dependiendo de la variedad; además su pulpa es espesa de textura gelatinosa que presenta un sabor ácido, fresco y agradable al gusto.
El maracuyá proviene de una planta enredadera que no requiere de muchos cuidados, por lo tanto, al igual que otras especies también se puede producir por hidroponía, la cual tiene la capacidad de aportarle todo lo necesario a las semillas para su desarrollo. Para su cultivo sólo se requieren los siguientes materiales: una maracuyá, un cuchillo, una cuchara, sustrato franco o franco-arenoso como perlita o vermiculita, contenedores de 40 centímetros de profundidad, solución nutritiva para flores y una charola para germinación.
El primer paso es obtener las semillas, para eso hay que partir la fruta con cuidado por la mitad, a continuación con ayuda de una cuchara hay que sacar un poco de pulpa y retirar de 10 a 12 semillas, éstas se deben lavar bien para retirar cualquier exceso, luego se deben secar aproximadamente por seis días. Una vez que estén limpias y secas, hay que colocarlas en el semillero, para esto primero se debe llenar con sustrato previamente humedecido.
A continuación se debe hacer una pequeña perforación en el sustrato y colocar una semilla por cavidad, ya que esté lista la charola es importante situarla en un lugar que no reciba luz directa y que esté a temperatura ambiente, esto simulará el ambiente natural de las semillas lo cual beneficiará su desarrollo y germinación. Después de los primeros 10 días comenzarán a brotar las primeras plántulas, en ese momento es necesario llevarlas a otro sitio que les aporte luz indirecta para que puedan crecer.
Cuando las plántulas tengan su primer par de hojas verdaderas es momento de llevar a cabo el trasplante, se recomienda hacer esta actividad por la mañana o por la tarde para evitar que las plantas tengan algún problema. Para realizar este proceso primero se debe repartir el sustrato humedecido entre el número de contenedores disponibles, para después hacer una perforación lo suficientemente grande para que entre el sistema radicular de las plantas, se recomienda colocar sólo una por maceta para evitar que éstas no peleen por el agua y los nutrientes.
Una vez hecho el trasplante se deben llevar los contenedores a un lugar que reciba por lo menos ocho horas de luz solar al día y que cuente con una toma de agua cercana que ayude a cubrir la necesidades de las plantas. Para mejorar su desarrollo se recomienda llevar a cabo un tutoreo, éste se debe realizar cuando las plántulas tengan una altura de 15 centímetros o más, esto ayudará a brindarles soporte y beneficiará a los frutos. Durante todo el proceso es muy relevante que el sustrato permanezca humedecido para evitar que las plantas sufran estrés hídrico.
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